Generación idiota: Un manifiesto para rescatar nuestro futuro

Generación idiota: Un manifiesto para rescatar nuestro futuro

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  • Create Date:2023-02-26 01:51:41
  • Update Date:2025-09-07
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  • Author:Agustín Laje
  • ISBN:1400238560
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Summary

Generacion idiota nos ofrece una inmersion profunda en la desaparicion de la sociedad intergeneracional y el auge de la mentalidad adolescente, que ha causado un gran daño a la politica y a la sociedad。

En la continuacion de su best seller internacional La batalla cultural, el afamado escritor, politologo y conferencista Agustn Laje presenta Generacin idiota: Una criica al adolescentecentrismo

Segun Agustin, las ideologias centradas en la adolescencia del siglo XXI estan en auge。 Como resultado, los adolescentes estan gobernando el mundo。 Rigen la forma de la cultura, estructuran la forma de la poliica, inspiran los cambios de nuestro lenguaje, imponen sus preferencias y dominan el imaginario postindustrial y el sistema del consumo。 Las instituciones basicas, como la familia, tambian estan fuera de lugar en estas generaciones adolescentes。

El libro esta dividido en cinco capitulos


Capitulo 1 ­- Una investigacion sobre el papel y el poder de los ancianos a lo largo de la historia y su caida con el advenimiento de las sociedades modernas
Capitulo 2 - La caracterizacion y explicacion de la "sociedad adolescente", el idiota posmoderno, y el gran tema de la identidad que esta omnipresente y arraigado en nuestra sociedad
Capitulo 3 - El papel de la moda, el entretenimiento y la tecnologia digital y como han afectado y moldeado la cultura y la politica del siglo XXI
Capitulo 4 - La expropiacion del poder de la familia en la sociedad, la omnipresencia del adoctrinamiento en la educacion y el devastador poder socializador de los medios de comunicacion de masas
Capitulo 5 - Agustín cierra ofreciendo un modelo de rebelion muy diferente para la Nueva Derecha (a la que vuelve a expresar su apoyo), como escapar de la idiotez poltica, y rebelarse de verdad contra el sistema establecido。
Si estas cansado del adoctrinamiento mas descarado de los medios de comunicacion, las escuelas, las universidades y, sobre todo, de nuestros hijos, querras leer Generacion idiota, en la que Laje ofrece un modelo particular de rebelion para la Nueva Derecha。 Escapemos juntos el idiotismo político y rebelarnos contra el sistema establecido。 Manos a la obra!

Idiot Generation

Idiot Generation offers a deep dive into the demise of the transgenerational society and the rise of the adolescent mentality, which has caused great damage to politics and society。

In the follow-up to his international bestseller The Culture Battle, famed writer, political scientist, and lecturer Agustin Laje presents Idiot Generation: A Critique of Adolescentcentrism an autobiograpic work。

According to Agustin, adolescent-centered ideologies of the 21st century are rampant。 As a result, adolescents are ruling the world。 They govern the shape of culture, structure the shape of politics, inspire the changes in our language, impose their aesthetic preferences, and dominate post-industrial imagery and the consumer system。 Basic institutions, such as the family, are also out of place in these adolescent generations。

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Reviews

Fernando Retana

Generación Idiota no es un libro solamente para que los que pasan 3 horas 43 minutos en promedio en redes sociales se den cuenta en lo que están inmersos, sino que es un libro para los que queremos estar hiper especializados en nuestros temas sin ocuparnos de los asuntos de la polis。 Lo que nos convierte también en idiotas。 La capacidad del autor de interpretar la realidad en palabras es sobresaliente。 Tiene un ojo puesto en la academia y el otro en la cultura pop del momento。 El hombre común so Generación Idiota no es un libro solamente para que los que pasan 3 horas 43 minutos en promedio en redes sociales se den cuenta en lo que están inmersos, sino que es un libro para los que queremos estar hiper especializados en nuestros temas sin ocuparnos de los asuntos de la polis。 Lo que nos convierte también en idiotas。 La capacidad del autor de interpretar la realidad en palabras es sobresaliente。 Tiene un ojo puesto en la academia y el otro en la cultura pop del momento。 El hombre común solamente se da cuenta de que “algo va mal” o “las cosas no pintan bien”, pero no pasa de ahí。 Este libro nos ayuda a estar conscientes de que eso que “va mal” no surge de la nada, sino que detrás de todo hay agendas。Cada día tenemos la opción de ser un idiota o no serlo, todo depende de cuan conscientes estamos del propósito por el cual vivimos。 。。。more

Joel Saa'C

Este post no será del agrado de los colectivos (hay muchos actualmente), creo que de todos ellos, solo un porcentaje mínimo se atreverá a leer este libro。 Si eres de esas pocas que busca los dos lados de la historia, aquí te dejo una "reseña" de su contenido。EN EL PRIMERO (Viejos。 Adultos。 Adolescentes): Aquí dice algo que es bastante cierto。 La sabiduría se adquiere con el tiempo, ser inteligente no es lo mismo que ser sabio。 Menciona a Greta Thumbergas (persona no grata para mí), y cómo es que Este post no será del agrado de los colectivos (hay muchos actualmente), creo que de todos ellos, solo un porcentaje mínimo se atreverá a leer este libro。 Si eres de esas pocas que busca los dos lados de la historia, aquí te dejo una "reseña" de su contenido。EN EL PRIMERO (Viejos。 Adultos。 Adolescentes): Aquí dice algo que es bastante cierto。 La sabiduría se adquiere con el tiempo, ser inteligente no es lo mismo que ser sabio。 Menciona a Greta Thumbergas (persona no grata para mí), y cómo es que tuvo un impacto tan grande, sin saber de lo que habla。 Así como los influencers。EN EL SEGUNDO (Idiotismo。 Sentido。 Identidad): Aquí compara el idiota de antes y el actual, la única diferencia es que, el de ahora elige serlo, teniendo los medios para evitarlo。 El Sentido es casi inexistente。 La identidad。。。 ¿cuántas hay actualmente? Solo les falta ser alienígenas。EN EL TERCERO (Moda。 Farándula。 Digitalización): La moda, una manera más de sacarte dinero por nada, con sus prendas multicolores。 La farándula y sus "estrellas" diciéndote cómo pensar, mientras te venden merch。 Digitalización (entiéndase por mostrar tu vida en redes) = mayor control。EN EL CUARTO (Familia。 Medios。 Educación): La familia ya no es esencial, ahora se lo deja todo a la Educación。。。 que es manipulada por gobiernos sometidos, y ellos deciden qué está bien y qué no。 Los Medios son dueños de la verdad, y el que diga lo contrario。。。EN EL QUINTO (Estado niñera。 RP: El modelo de la nueva izquierda。 RP: El modelo de la nueva derecha): El estado niñera ocupa el lugar de la familia, con imposiciones y premios。 La izquierda cada vez más tonta。 La derecha con pocos representantes dignos, buscando un mejor porvenir。CONCLUSIÓN: El autor es algo conservador, pero tiene razón。 Todo pinta desolador。PD: El último capítulo me recordó a la paliza que le dio Residente a JBalvin。 。。。more

Ignacio

Agustín Laje incursiona en la sociología。 Su libro quiere ser una crítica de la sociedad contemporánea, a lo Ortega y Gasset (a quien varias veces menciona en esta obra), aunque tal proyecto está limitado, primero, por la capacidad del autor, y, segundo, por su admitida agenda política。 El “adolescentrismo” y el “idiotismo”, que Laje identifica como los vicios de nuestra cultura, son para él intercambiables con la Izquierda, o más bien con el conjunto variado de ideas y de prácticas que tienden Agustín Laje incursiona en la sociología。 Su libro quiere ser una crítica de la sociedad contemporánea, a lo Ortega y Gasset (a quien varias veces menciona en esta obra), aunque tal proyecto está limitado, primero, por la capacidad del autor, y, segundo, por su admitida agenda política。 El “adolescentrismo” y el “idiotismo”, que Laje identifica como los vicios de nuestra cultura, son para él intercambiables con la Izquierda, o más bien con el conjunto variado de ideas y de prácticas que tienden a identificarse despectivamente como “la Izquierda”, el “progresismo”, o lo “woke”, aunque no constituyan un sistema único de pensamiento o un mismo proyecto político。 Los primeros capítulos de Generación idiota los dedica a una periodización insípida, según la tesis de que todas las sociedades "tienen una edad"。 En la Antigüedad, los ancianos ocupaban un lugar de privilegio, y eran el modelo al que aspiraba la cultura。 Con la Modernidad, que se propuso desterrar los valores tradicionales, este lugar pasaron a ocuparlo los adultos (aunque no, aparentemente, en contraste con la ancianidad, sino con la niñez)。 En el mundo posmoderno, abandonamos ese modelo en favor del que será el tema central de este libro: de acuerdo a Laje, en la actualidad, “la adolescencia domina la forma y el contenido de nuestra cultura; la nuestra es una sociedad adolescente” (p。 37)。 Podría objetársele que todas las épocas, realmente, y la nuestra también, han puesto a los ancianos en un pedestal, al menos en el plano del discurso。 La máxima de que “hay que respetar a los mayores” nunca pasa de moda, como tampoco el hábito de contrastarla a un tiempo pasado: “en mis tiempos sí que respetábamos a nuestros mayores”。 En todas las épocas se creyó también que la juventud había perdido de los valores tradicionales y el respeto por las generaciones precedentes。 Así, mientras Platón abogaba por la gerontocracia, los jóvenes atenienses se rebelaban contra sus mayores, como se retrata en Las nubes y en Alcibíades。 La verdadera constante de las tradiciones humanas es la tensión generacional, y por eso es fácil encontrar datos y discursos que apoyan las tesis de Laje, pero también es fácil encontrar otros que las refutan。 Podría argumentarse que hoy vivimos en una gerontocracia。 Los jóvenes (como dirían los seguidores liberales de Laje) trabajan para mantener a sus mayores, que cada vez son más。 Los lugares de privilegio también siguen, mayormente, ocupados por ancianos。 De los 3311 billonarios que hay en el mundo, el 90% tiene más de 50 años, y el 40% tiene más de 70。 La edad promedio de los presidentes de Estados Unidos, al momento de asumir el cargo, es de 55 años, y de 61 si contamos solo los últimos diez。Las dictaduras comunistas también tienden a resultar en gerontocracias, aunque esto es algo que Laje, por obvias razones, no querría mencionar。 A la muerte de Brezhnev, la edad promedio de los miembros del Politburó soviético era de 71 años。 En Cuba, la cúpula del poder promedia los 61 años (casi la misma edad de la Revolución) y, en China, los 57。 En contraste, el líder más joven del mundo es (a febrero de 2023) Ibrahim Taoré, que cuenta con 35 años。 De los democráticamente electos, Gabriel Boric, de Chile, con 36。 Los únicos jefes de estado adolescentes de la historia moderna aparecen, paradójicamente, en las sociedades más tradicionales。 Tal fue el caso de Mswati III, actual monarca de Esuatini, que ascendió al trono en 1986, a sus 18 años。Para ser justos, el adolescentrismo podría ser solamente un mecanismo discursivo, sin corresponderse necesariamente con las estructuras jerárquicas realmente existentes。 Al respecto, Laje sostiene que “La «mayoría de edad» ya no es un valor; no hay que esforzarse por madurar, sino por detener el paso del tiempo, o, preferentemente, por lograr su marcha atrás。” (p。 46)。 Inadvertidamente, se contradice cuando ofrece, como primer ejemplo de adolescentrismo, el ascenso de Greta Thunberg, a la que se refiere como el referente más importante de la “Nueva Izquierda” en el siglo XXI (p。 36)。 En realidad, Thunberg parece un referente mucho más importante para la derecha, que se complace en detestarla。 Su intervención en la ONU representa solo el devenir mediático y masivo de una escena que se viene repitiendo desde hace miles de años: los jóvenes quieren explicarles a los adultos como salvar el mundo, los adultos reaccionan ofendidos。 Los jóvenes creen que los adultos sufren de estrechez de miras y apego al pasado, los adultos creen que los jóvenes carecen de experiencia y no entienden de verdad cómo funcionan las cosas。Pero lo que importa es que Thunberg, que en aquel momento tenía quince años, no se paró frente a los líderes mundiales para hacer una apología de la inmadurez, sino precisamente para exigirles que asumieran su responsabilidad frente al cambio climático。 Su intevención, en tanto abordó lo que, para ella, constituía un problema global, puede leerse más como un gesto a favor de los valores tradicionales que en su contra, si entendemos que la preocupación por el destino de la comunidad, frente al puro individualismo, es un valor tradicional (Laje no se pone muy de acuerdo sobre este punto; a veces es individualista, a veces es )。 Haría falta suponer que el cambio climático es una farsa y un producto de la emocionalidad para ver en Thunberg el “ombliguismo” que Laje achaca a la adolescencia。 Casi todo lo mismo se podría decir sobre la presencia de Olivia Rodrigo (el autor se refiere a ella, erróneamente, como Olivia “Rodríguez”) en la Casa Blanca para promocionar la vacunación contra el COVID-19。Con estas contradicciones a cuestas, Laje llega al segundo capítulo de su libro。 En este, aborda lo que él llama el idiotismo, que según él constituye “la ideología medular de la sociedad adolescente” (p。68)。 Nos aclara que dice “idiota” en el sentido en que lo hacían los antiguos griegos, para referirse a “aquellos que viven su vida privada sin mayor contacto con la realidad externa al estrecho espacio que habitan” (p。 51)。 (Este juego etimológico le gusta mucho a Laje y a sus seguidores: a partir de ahora, podrán utilizar la palabra idiota, en su sentido coloquial, para después ampararse en su sentido etimológico)。 Las características del idiotismo se corresponden con las que normalmente se adscriben a la adolescencia: inmadurez, individualismo, culto del placer y del deseo, irresponsabilidad, falta de respeto por los valores tradicionales。 Para Laje, la diferencia entre el idiota griego y el idiota actual es que este último, en lugar de mantenerse al margen de la discusión política, trata de imponer su opinión (“desinformada, improvisada, superficial y previsible”) en la esfera pública。Claro está que, para el autor, tal “idiotez” no es un problema generalizado, sino uno que corresponde a los movimientos políticos que no le gustan, y que varias veces enumera: “Feministas, LGBT, drags, queer, woke, indigenistas, multiculturalistas, traficantes de los derechos humanos (de delincuentes, guerrilleros y terroristas), racialistas, antifa, veganos, abortistas, veganos-abortistas。 。 。 todos ellos causan la mayor de las simpatías en las elites” (p。 277)。 A Laje no le interesa el diálogo con la izquierda: se ve a sí mismo como un guerrero, que está librando una batalla cultural。 De esto nos da la pauta su juicio sobre las opiniones del “idiota”: “han aparecido en su mente «de la nada»; no han sido conducidas por ninguna investigación ni estudio en absoluto, sino más bien acríticamente absorbidas del medio y formateadas por sus sentimientos” (p。 53)。 Este es ni más ni menos que el método Shapiro de equiparar las opiniones propias con “hechos” y las ajenas con “sentimientos”, lo que anula la posibilidad misma de cualquier debate en pie de igualdad。 Es peligroso en tanto no reconoce que las posturas propias pueden estar atravesadas por la subjetividad, como es el caso de Shapiro y el de Agustín Laje, y como lo es, en mayor o menor medida, el de cualquier otra persona。 Y más peligroso todavía en tanto niega a sus enemigos políticos la facultad de la razón, capacidad humana por excelencia (“La razón puede dominar el influjo de las inclinaciones animales, y esta es la nota distintiva del ser humano civilizado” [p。 209]) y los animaliza, a veces incluso explícitamente (“Sin educación, los padres no educan, sino que, en el mejor de los casos, se limitan a criar。 Esto no es muy distinto de lo que hacen los animales, que tampoco están educados, sino, en el mejor de los casos, domesticados” [p。 234])。En esta misma línea, considera que “el individuo posmoderno se inserta en un mundo que, en un nivel social, carece de sentido” (p。 73)。 Esto también es una expresión de sus propias preferencias, más que la constatación de un hecho objetivo。 Por ejemplo: Laje lamenta que hoy se haya perdido el valor de los símbolos y los rituales, pero observa sin embargo que sus enemigos políticos utilizan símbolos y rituales。 Ah, pero el pañuelo verde o el himno feminista no son verdaderos símbolos y rituales, aclarará el autor, pues carecen de verdadero sentido。 Su exposición sin embargo demuestra lo contrario: están cargados de sentido, en especial para él, que tanto los aborrece。 Laje relata que se acercó para hablar con un grupo de niñas que llevaban el pañuelo verde, y, al interrogarlas, estas no supieron decir de qué se trataba el aborto legal (p。 103)。 Aunque yo, a diferencia de Laje, no voy a ir interrogando niños por la calle, estoy seguro de que, si le preguntara a alguno con una escarapela o un crucifijo qué significan esos símbolos no sabría darme más que una respuesta superficial。 Por cierto: entre todos los valores perdidos, Laje menciona la religión, al tiempo que usa la palabra “religión” para denostar a sus enemigos (p。 279)。 Interesante。tComo fan que es de la palabra “falacia”, a Laje tampoco le puede escapar que, cuando enumera con indignación las prácticas que él asocia con la izquierda, está incurriendo en la del espantapájaros。 Escribe: “Nunca fue tan fácil ser rebelde。 Golpear en la cara a un cristiano que solo pondrá la otra mejilla。 Quemar una iglesia mientras la policía recibe la orden de dejarla arder。 (…) Fingir que uno lee a Preciado, a Deleuze, a Foucault。 «No perder el tiempo leyendo» (Malena Pichot dixit)。 Dejar de comer carne en favor de los animales。 Al mismo tiempo, sin embargo, defender el aborto (aborto hasta el final, hasta el último segundo)。 Romper las ventanas de algún restaurante que sirva carne。 (…) Tomar cursos para «deconstruir la masculinidad», asistir a marchas #NiUnaMenos, pero terminar violando en manada a una adolescente, como los monstruos de Palermo。” (p。 279 y ss)。 Esta diatriba se extiende por dos o tres páginas, con ejemplos por el estilo, que ni representan a una corriente política en particular, ni mucho menos a la izquierda en su totalidad。 Laje equipara acciones puramente políticas con otras criminales, y a esas les suma la mera imaginación (los otros no leen, fingen que leen; los otros nos golpean sabiendo que no vamos a defendernos) para crear un enemigo único, indiferenciado y despreciable。 Se podría con la misma facilidad hacer una lista de acciones reprobables o simplemente ridículas, emprendidas desde el otro lado del espectro político (o también se podría inventar algunas), pero eso no probaría nada。En Generación idiota, se invoca a menudo la palabra “libertad”, pero es evidente que Laje solo la quiere para sostener las prácticas y las ideas que a él le gustan。 Para salvarse de la contradicción, identifica las otras no con la “libertad” pura que él defiende, sino con la “liberación”, que define como un “despojo de valores, despojo de principios, despojo de costumbres, despojo de lazos significativos, despojo del sexo, despojo de la identidad, despojo del yo” (p。 251)。 Aunque muchos de sus seguidores se identifican como liberales o libertarios, Laje es un conservador a la vieja usanza, y no tiene problemas en admitirlo, pero cae en contradicciones cuando trata de incorporar conceptos más propios del liberalismo。 Así, pese a que nominalmente apoya al libre mercado, su libro es en varios pasajes una crítica al capitalismo。 Precisamente, es este el sistema que habilita que la política se transforme en un objeto de consumo: se elige libremente comprar el pañuelo verde (o celeste, por cierto) o la remera con la cara del Che。 Cuando rememora sus tiempos en la universidad, época en la que trabajaba para pagarse sus estudios, desprecia a sus compañeros de izquierda, que no tenían esa necesidad, llamándolos “privilegiados del capitalismo de papá y mamá” (p。 245)。 En el capítulo de su libro dedicado a la “frivolidad del idiotismo”, Laje aborda precisamente tres áreas que nacen y prosperan gracias al capitalismo y al libre mercado: moda, farándula, digitalización。 Quizás se trate de que, igual que con la libertad, hay un capitalismo bueno y uno malo, un capitalismo de verdad y otro que debería llamarse por otro nombre (otra vez me viene a la mente la F-word favorita del autor)。 Si en algo se diferencia Laje de otros influencers de la nueva derecha, es su bagaje de lecturas y su familiaridad con el estilo académico。 Generación idiota seguramente se va a vender bien, en el mismo capitalismo de libre mercado que vende pañuelos verdes, y esto es algo notable para un libro de sus características (hablando de frivolidad, en el video en el que lo presenta, Laje pasa dos minutos hablando de la tapa del libro y de que tiene solapas)。 El éxito comercial, lamentablemente, no significa que esté en condiciones de proporcionar a sus lectores una justificación académica para sus preferencias y aversiones políticas (en especial estas últimas)。 Es necesario leerlo entre líneas para ver que adolece del mismo ensimismamiento y las mismas limitaciones de los que acusa a los idiotas。 。。。more

Domingo

de recomendable lectura

Mingo Sanchez Perez

Muy buen libro, refleja la realidad de la sociedad adoctrinada por el sistema

Isaac Kaka

Awful

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